martes, 25 de enero de 2011

(3) “El báculo o caduceo y la serpiente”

3. En la Mitologí­a griega, Asclepius (Esculapio, para los romanos), hijo de Apolo, fue adorado como el Dios de la Medicina. Su madre, Coronis, una princesa de Tesalia, murió cuando él era chico.
Apolo hizo que fuera educado por Chiron, un centauro versado en medicina y en el conocimiento de las plantas medicinales, enseñó a Asclepius las Artes de la curación. Cuando hubo crecido logró dominar la cirugí­a, la terapia con plantas y, además, resucitaba a los muertos.
Un dí­a en casa de Glauco, gravemente enfermo, observó que una serpiente se acerca peligrosamente a su amigo y con un bastón la mata. Inmediatamente, otra serpiente con unas hierbas en la boca resucita a su compañera muerta. Con estas hierbas, Esculapio resucita a los muertos, provocando una crisis demográfica en la Tierra y despoblando el Ades.
Ades, el hermano infernal de Zeus también se queja y el dios del rayo y del trueno no tiene mas remedio que tomar una medida ejemplificadora, fulminar al osado médico y elevarlo al rango de constelación en la de Ofiuco (cuidador de serpientes).
Desde entonces Asclepius, es venerado como el dios de la medicina y se representa con un báculo o vara de ciprés y la serpiente. La vara de ciprés o báculo es la fortaleza y la solidez ética en la que se apoya el médico y es a la vez un instrumento de unión entre el cielo y la tierra.
La serpiente, que representa el misterio de la vida y de la muerte, en suma la sabidurí­a, la prudencia y la prevención, tres atributos de un buen médico. Fortaleza ética y sabidurí­a, báculo y serpiente para ayudar al médico en los procesos curativos.
Entre los vástagos de Esculapio o Asclepius los más famosos fueron sus hijas Hygeia (la Salud) y Panacea (la Cura), y su hijo Telesforo o Acesios (genio de la convalecencia). Se lo representa acompañado por sus hijos o también con un gallo a los pies y una culebra enroscada en el brazo. El Templo de Esculapio, levantado en su honor en el siglo IV a C, llega a su apogeo en el siglo II dC, pues Galeno ejerció allí­ su profesión.

Más mitología sobre el caduceo
Hermes o Mercurio, era conocido en Egipto como el Dios de Cabeza de Ibis (Thot) simbolizando el ave del principio de trascendencia; y en Grecia era representado como falo y con serpientes entrelazadas (acto de unión sexual), por lo que penetra en el mundo desconocido buscando un mensaje espiritual de liberación y curación. Así, Hermes recuperó atributos de la vida de las aves que agregó a su naturaleza tectónica de serpiente adquiriendo su cayado alas por encima de las serpientes convirtiéndose en caduceo o bastón alado de Mercurio y se convirtió en “hombre volador” con sombrero y sandalias con alas, que de la conciencia-serpiente del mundo inferior, pasando por la realidad terrena, alcanza la realidad sobrehumana o transpersonal en su vuelo alado.
Por otra parte, Esculapio era hijo de la luz, de la razón, de la vida; pero también es una deidad tectónica, que proviene de la tierra, del inframundo, en suma, de la muerte; situándose la medicina entre la vida y la muerte, y de ahí la necesidad de su resolución por la vía de la ética médica…

El culto a la serpiente
Desde tiempo inmemorial el hombre ha sentido temor y fascinación ante la serpiente. Al observar la vida de este misterioso reptil y ver como adquiere nueva vida en la primavera, cambiando completamente su piel todos los años, se asoció a la serpiente las ideas de sabiduría, rejuvenecimiento, fertilidad, salud y prosperidad.
Los aztecas, indios orientales, cretenses y fenicios, rindieron culto a la serpiente como uno de sus dioses. Los indios de América reverenciaron a la serpiente de cascabel; los budistas, a la cobra; y los babilónicos, al pitón (dragón monstruoso, hijo de la tierra).
En las excavaciones realizadas en Canaán, Gezer y otros lugares de las antiguas civilizaciones se han encontrado serpientes de bronce y de piedra.
 Asimismo, las divinidades egipcias - Ra y Osiris- y los faraones ostentaban emblemas de serpientes en sus cofias y tocados. En cambio, el dragón era el símbolo del Imperio Chino.

Según algunos autores, la costumbre de venerar la serpiente data de 3000 a de J. C., cuando la estrella Alpha Draconis de la Constelación Draco era la Estrella Polar, que se consideraba muy importante para determinar el sino del hombre. Incluso en la Biblia aparece este juicio: “Y Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó sobre el polo. Y cuando una serpiente atacaba a un hombre, si éste contemplaba la serpiente metálica, no moría”.
Del culto a la serpiente surgieron dos símbolos: el caduceo y la vara o bastón de Esculapio; los dos incluyen una vara, que según diversas opiniones representa una varita mágica, un báculo, una cayada de pastor o un símbolo fálico. Generalmente se considera que significa el árbol de la vida, pero todo esto pertenece a la mitología.

Finalmente sobre el “báculo” también dice Juan-Eduardo Cirlot, en su Diccionario de símbolos; “símbolo de la fe, por el significado de lo sigmoideo representa el poder divino, la comunicación y la conexión…” y sobre “caduceo” “desde el punto de vista esotérico, la vara del caduceo corresponde al eje del mundo y sus serpientes aluden a la fuerza Kundalini, que según las enseñanzas tántricas, permanece dormida y enroscada sobre sí misma en la base de la columna vertebral (símbolo de la facultad evolutiva de la energía pura)…” y mucho más muy interesante.

4. Basílica. Originalmente con el nombre de basílica se conocía a ciertos majestuosos edificios paganos convertidos en Iglesias.

5. “El consejo de Ciento de Barcelona tomó como divina al murciélago para simbolizar su unión, mutua fuerza y vigilancia aludiendo a la costumbre que tienen estos animales de pegarse o unirse los unos a los otros formando largas cadenas, de los que salen durante la noche para sus correrías. Es muy posible que el murciélago tenga su origen en los dragones, los cuales eran usados por anteriores reyes de Aragón, en una leyenda de San Jorge que fue traída de las cruzadas, en la cual venció a un temible dragón para salvar a una doncella. Entonces era la figura de un dragón la que había en las cimeras de los yelmos. Con el paso del tiempo, el dragón dejó paso a un elegante murciélago, pero con la Inquisición volvió a convertirse en una figura demoniaca…”

“Los indigenas Koguis (Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia) tienen mucho aprecio por los murciélagos. Esta cultura ve a la noche y a la oscuridad como un tiempo de gran valor espiritual, sus hombres sabios, llamados "mamos", son preparados en el interior de cuevas. Por eso al murciélago le tienen varias distinciones, es un animal "mamo" pues es nocturno y vive en cuevas, son seres muy inteligentes, "duermen cabeza abajo" y eso demuestra que son los únicos que saben que este mundo está al revés!. Hay una historia que pertenece una etnia indígena que está a punto de desaparecer:…” 
  
Las fotografías fueron tomadas por: Raúl Woo, Toni Gil, Guillem de Riba y LedaA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario